viernes, 17 de septiembre de 2010

-MISION SOYUZ 38-RUSO - CUBANA-







-MISION SOYUZ 38-18 SEPTIEMBRE 1980-

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-“A cada rato sueño con el cosmos”

ARIEL B. COYA

En presencia del general Arnaldo Tamayo Méndez uno experimenta sensaciones indefinibles. Pareciera que la historia vuelve a atravesar el túnel del tiempo. Porque aquel de 1980 era otro mundo.

El general Tamayo evoca con orgullo su viaje al cosmos.

La OMS anunciaba oficialmente la erradicación de la viruela y el canadiense Terry Fox iniciaba el Maratón de la Esperanza para luchar contra el cáncer. En París fallecían Jean-Paul Sartre y Alejo Carpentier, dos genios de las letras universales, y en Nueva York se apagaba la voz de John Lennon, tras ser abatido a tiros por un fanático. En Moscú, María Caridad Colón se convertía en la primera campeona olímpica de Latinoamérica, y desde Baikonur (Kazajastán) un cubano viajaba por primera vez al espacio¼-

Hace exactamente 30 años, usted y Yuri Romanenko despegaron a bordo de la nave soviética Soyuz 38, ¿cómo recuerda aquel momento?

Privilegiado y dichoso. Como cubano y latinoamericano. Yo fui el cosmonauta número 97 que voló al espacio y Cuba el noveno país en tener una representación. En estos momentos hay más de 600 personas que por diferentes vías han viajado al cosmos, pero comparado con el resto de los habitantes de la Tierra esa cifra sigue siendo un por ciento insignificante. Es decir, qué son 600 personas al lado de más de 6 700 millones.

Pues eso, un por ciento insignificante. Máxime cuando muchos pensábamos que a estas alturas ya existirían asentamientos humanos en Marte o la Luna. ¿A qué se debe que esto sea aún ciencia ficción?

A la tecnología, naturalmente. Todavía las naves no están del todo protegidas. Hay radiaciones solares que penetran y otro problema serio son los alimentos, el agua, el oxígeno, el combustible¼ Todo eso hay que llevarlo a bordo y todo eso es peso. Por ello se habla de utilizar la Luna como plataforma o punto de abastecimiento y a partir de ahí hacer vuelos más lejanos. Viajar a Marte, ida y vuelta, por ejemplo, se dice que tarda 900 días aproximadamente.

Después de dos años de preparación, Tamayo y Romanenko, permanecieron ocho días en el espacio.

Entonces ir de excursión a Marte seguirá siendo pura ciencia ficción durante los próximos cien años¼

Durante los próximos cien años¼ Sí, eso creo. Aunque la posibilidad de viajar aun más lejos solo puede estimarse por el afán del ser humano de ir más allá. Hay un programa muy amplio de investigaciones e incluso muchos hablan que de continuar las condiciones actuales en la Tierra tarde o temprano habrá que conquistar otro planeta para subsistir. Pero eso no es tan sencillo. Nosotros estuvimos ocho días en el espacio y sabemos que es un medio hostil al organismo humano. Por la ausencia de gravedad, la falta de oxígeno¼ Por eso es mejor cuidar la Tierra e invertir los recursos en evitar su destrucción, sin descuidar las investigaciones científicas, por supuesto.

¿Imaginó usted que alguna vez iba a dar un viaje como este?

No, en realidad nunca lo imaginé. Cuando la comisión Intercosmos comenzó a visitar las unidades de la Fuerza Aérea para seleccionar a los candidatos, primero se conformó un grupo de 50 pilotos, de los cuales finalmente quedamos dos: el capitán José Armando López Falcón y yo.

¿Cómo era la relación entre ustedes teniendo en cuenta que solo volaría uno de los dos?

Hicimos un equipo muy fuerte, sin celos. Siempre hubo una ayuda mutua durante toda la preparación. El sentido era de que Cuba sería la representada.

Descríbame en qué consistió su misión.

Fundamentalmente tenía un carácter científico-técnico. Tras dos años y medio de preparación, fueron ocho días de permanencia en el espacio, desde el 18 hasta el 26 de septiembre, volando en una órbita cercana a la Tierra a una altura aproximada de 450-500 kilómetros y a una velocidad de 8 kilómetros por segundo lo que permitió que la nave Soyuz 38 pudiera rodear el planeta en tan solo 90 minutos.

¿Cómo recuerda a Romanenko?

Con Romanenko seguimos teniendo relaciones. Nos llamamos a cada rato. Y él es casi un cubano más. La pareja para ir al cosmos es como el matrimonio. Si no se llevan bien, terminan peleándose. Por eso en el primer año los soviéticos nos estudiaron a José Armando y a mí, al igual que a los candidatos de los otros países, para determinar la personalidad de cada cual y buscar alguien afín en el grupo de los cosmonautas rusos. A mí me pusieron a Romanenko, que tenía un carácter muy parecido.

¿Pero es verdad que tenía veta de músico? Porque yo leí en algún sitio que compuso 25 canciones estando en el espacio¼

Sí, él aprendió a tocar guitarra en el cosmos, en un vuelo anterior que duró 96 días. Fíjate si tenía tiempo allí.

Y usted, ¿cómo pasó su tiempo libre?

Casi no tuve y por eso dormí poco. La oportunidad de estar en el cosmos la aproveché, además de los experimentos científicos, en observar el planeta. Algo curioso es que gané un premio de fotografía.

Durante el vuelo el Sol salía en el horizonte formando un arcoíris perfecto, que casualmente coincidía con la velocidad angular del giro de la Tierra. Le hice una foto cada diez segundos y capté un panorama único.

¿Cuál es la imagen que más recuerda?

Cuba.

Una vez en el complejo orbital Saliut 6, ¿cómo los recibieron los astronautas que estaban allí, Ryumin y Popov?

Con alegría. Cuando llegamos, ya ellos tenían seis meses de vuelo y nosotros éramos la tercera tripulación que los visitaba. Siguiendo la tradición rusa, nos recibieron con sal y un pan duro, que ya estaba pellizcado por alguna gente. Imagínate, con aquel pan ellos recibían a todo el mundo.-

De los 23 experimentos que realizaron, ¿hubo alguno que fuera especialmente problemático?

Bueno sí, el de los cristales de azúcar. Nosotros debíamos llenar la cápsula que los contenía con solución de una gran concentración de sacarosa. Pero que pasó. Ese mismo líquido se cristalizó y había que introducirlo por un pequeño orificio. Al final lo logramos y obtuvimos los resultados que se esperaban, pero fue terrible.

De regreso en la Tierra, ¿percibió algún cambio?

Crecí.

¿Creció? ¿Cómo?

El problema es que en la Tierra uno está comprimido por la fuerza de gravedad y el propio peso corporal. Y entonces cuando vuela al espacio, las vértebras se separan al igual que el resto de las articulaciones, el esqueleto se estira y los músculos adquieren otra conformación. Eso da dolores. Yo crecí 15 milímetros en esos ocho días. Ryumin, que voló unos seis meses, creció unos seis centímetros.

Así que el recibimiento en La Habana estuvo acorde con su nueva estatura¼

Para el vuelo uno se preparó, para esas cosas no. Aunque te digan que el pueblo está en la calle para recibirte, cuando uno se enfrenta a tanta gente¼ El corazón me latió más fuerte en aquel momento que en el despegue. Cuando bajé del avión tuve que sujetarme de la baranda, porque la impresión era mucha. Allí esperaban Fidel y Raúl, y el aeropuerto estaba lleno de gente. El recorrido fue igual. Yo nunca había visto tanto pueblo en la calle.

Bueno, 30 años después¼ ¿Qué le queda de esta experiencia?

El deseo de volver. Ese recuerdo no se apaga de la mente ni del corazón. A cada rato sueño con el cosmos y hago mi vuelo mental. Pero ya estoy viejo. Ahora tienen que ir los jóvenes.-

-Fuentes: http://www.granma.cubaweb.cu / http://www.granma.cubasi.cu / http://granma.co.cu -Investigacion-Edicion:ALBERTO ALIEN-(EL CONTENIDO U OPINION DE LA FUENTE NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE http://filealien-46.blogspot.com)

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