miércoles, 27 de enero de 2010

-COMBUSTION ESPONTANEA-CON TESTIGOS-


Subtipo 2: Combustiones presenciadas por testigos.

Son aquellos casos en los que un testigo ve cómo la víctima estalla en llamas. En general, ni los testigos ni las víctimas tienen idea de cuál puede ser la fuente del fuego, y, al parecer, es típico que las llamas broten directamente desde la piel de la víctima.

Un caso espectacular es el protagonizado en el sur de Londres, el 13 de Septiembre de 1967 por el bombero Jack Stacey, avisado para apagar un supuesto fuego en el interior de un edificio abandonado. Aparentemente, no había signos externos de fuego, pero al entrar, se encontró con el cuerpo de un mendigo, conocido como Robert Francis Bailey, tumbado sobre el costado izquierdo, y en posición fetal, como si intentara paliar un dolor de estómago.

Al acercarse, apreció una hendidura de unos doce centímetros en el abdomen de la víctima, de la que salían con fuerza unas llamas azuladas, a modo de soplete, que consiguió apagar con el agua de la manguera, aunque no consiguió salvar la vida del mendigo, que quedó inclinado en la escalera, con sus dientes hundidos en la madera de uno de los peldaños, hasta el punto en que tuvieron que utilizar una palanca para abrirle la mandíbula.

La ropa del mendigo estaba intacta, salvo la parte que cubría su abdomen. Jack Stacey no tiene ninguna duda de que el fuego se originó en el interior del cuerpo del mendigo.

Nunca se supo la causa real del fuego, a pesar de las investigaciones policiales. En el edificio abandonado no había gas ni electricidad, y tampoco se encontraron cerillas cerca, y, aunque el mendigo se hubiera quemado con un cigarrillo, no podía producir una llama tan espectacular.

Un caso relativamente reciente, considerado como un suceso presenciado por testigos, es el producido el 24 de Agosto de 1998 en Sydney (Australia). Jackie Parker recogió a su madre, Agnes Phillips, enferma de Alzheimer, de la residencia donde vivía. Mientras su madre dormía en el coche, aparcó para hacer unas compras. De repente vio salir humo del coche, y poco después una llamarada importante.

Un peatón le ayudó a sacar a Agnes del coche, y apreciaron graves quemaduras en el pecho, abdomen, brazos, piernas y cuello. Fue trasladada a un hospital, donde falleció una semana después. La Policía no consiguió determinar la causa del fuego, ya que el motor no estaba en marcha, y no había rastro de acelerantes. Ninguna de las dos mujeres era fumadora, y la temperatura máxima de aquel día fue de 16 grados.

A pesar de que pueda parecer extraño, hay más casos similares a éste, algunos de ellos en la localidad de Reims, en Francia.
Subtipo 3: Quemaduras selectivas.
Se llaman selectivas porque, aunque la víctima se quema completamente, los objetos que están a su alrededor, incluso aquellos que deberían haber ardido (como la ropa de la víctima, el sillón o la cama en la que se encontraban, una pila de periódicos, etc.), permanecen intactos.

Estos casos serían realmente importantes si se confirmara su veracidad, pero de nuevo nos encontramos con la poca documentación existente al respecto, a pesar de la existencia de libros como “Ablaze”, escrito por Larry Arnold, en el que se narran más de 400 casos de CHE.
Un ejemplo de esto es el caso de Jean Lucille Saffin, una joven disminuida psíquica, que se encontraba junto a su padre sentada en la cocina de su casa.

En un momento determinado a su padre le llamó la atención una luz que apareció de repente en la cocina, y, cuando se dio cuenta, su hija Jeannie estaba envuelta en llamas, pero ella no gritaba. El padre pidió ayuda y consiguieron apagar las llamas, pero Jeannie murió días más tarde en el hospital. Durante la investigación, la Policía no encontró ninguna causa aparente, y el veredicto fue de muerte accidental.

El juez desestimó la CHE como causa de la muerte, porque “no existe tal cosa, y a fin de cuentas, muerte accidental y muerte por causas desconocidas son lo mismo, y no tengo intención de discutirlo más”.

Cuando las personas designadas para intentar explicar esta muerte, muestran tal dedicación, podemos comprender la dificultad para encontrar datos fiables que nos permitan estudiar retrospectivamente estos sucesos.

Algo que llama poderosamente la atención en este caso, es que, si la Policía no encontró ninguna fuente de ignición que pudiera causar la muerte de Jeannie, ¿por qué no se investigó más a fondo?.

En este caso hubiera sido sencillo culpar al padre de Jeannie y a su yerno del asesinato de Jeannie y de su posterior intento de encubrimiento del mismo haciéndolo pasar por una CHE. Pero lo que ocurrió fue que, sencillamente, el caso se dio por cerrado. Sin más explicaciones. Hay que reconocer que, cuando menos, es sorprendente.
Tipo 2: Casos No Fatales

Representan el 25 % restante de los casos de CHE. En estos casos, las víctimas no saben qué les ha ocurrido, pero la ventaja radica en que los supervivientes podrían ayudar a encontrar una explicación racional a lo ocurrido.

-Investiga-Edita=M-G-SIMONIN-

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